Un poderoso terremoto de magnitud 8,8 sacudió la península de Kamchatka, en Rusia, generando una alerta de tsunami que se extendió por todo el océano Pacífico. El epicentro se ubicó a unos 130 kilómetros de la costa, a una profundidad de aproximadamente 20 kilómetros, lo que provocó un movimiento telúrico extremadamente superficial y, por ende, más destructivo. Este sismo ha sido catalogado como el sexto más fuerte registrado en la historia moderna y el segundo más potente desde el devastador terremoto de Japón en 2011. La fractura tectónica se extendió por más de 400 kilómetros, y en las primeras horas se registraron más de 30 réplicas con magnitudes superiores a 5.