Durante 10 horas ininterrumpidas, más de 250 bomberos voluntarios combatieron las llamas para evitar su propagación y minimizar los daños en un depósito de cubiertas ubicado en Mariano Roque Alonso. Como parte de las tareas de control se arrojaron 20.000 litros de espuma. Al lugar acudieron más de 50 móviles, los cuales volvieron a sus respectivos cuarteles en las últimas horas del sábado. Un equipo de bomberos permaneció en el sitio para monitorear la situación y garantizar la seguridad.